EL AMOR SINCERO

VIDA DE JESÚS DE NAZARET


"Los fariseos son guías ciegos"
"La menta y la ruda"
"Los fariseos ensanchan sus filacterias"
No se debe jurar por nada
¿Cómo se debe amar a Dios?


Judas el Cachas al siempre querido Nano[1]:

Yo, siendo primo del Maestro, me asusté en su compañía muchas veces, porque Jesús no se detenía ante ningún obstáculo y eso, a veces, daba bastante vértigo.

Pero tal vez el día en el cual yo me sentí con mayor peligro, fue un día en que fue especialmente duro con los fariseos. Yo sé que tú eres un fariseo, así que la doctrina que expresa aquí Jesús, te podrá servir bastante para poder crecer espiritualmente.

Por favor no te lo tomes como una ofensa. Yo sé que ya has hablado con los demás, con Piedro y con Santiago, y que estás arrepentido de perseguir a la Iglesia de Dios y por eso te escribo esta carta, y te envío este relato: precisamente por el aprecio que ellos dos te tienen, y porque sé que eres mi hermano en Cristo.

Que su paz esté siempre contigo.

 

 Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo[2],

Habíamos pasado varias noches en Betania y recuerdo que esa mañana nos despertó el gorjear de los pájaros de la primavera. Estábamos aun bostezando y casi ni alcanzamos a desayunar, porque el Maestro quería llegar temprano al Templo ese día y salió con prisa; mucha gente de la ciudad ya había adivinado su rutina y vinieron a escucharlo:

—Los escribas y los fariseos, se creen depositarios de las palabras de Moisés —decía con energía—. Vosotros cumplid los mandamientos que os digan, pero no los imitéis en sus acciones. Los fariseos, por ejemplo, se han inventado una gran cantidad de mandatos que quieren hacer cumplir a la gente, pero ellos mismos no hacen lo que enseñan. Tampoco imitéis a los escribas; creen que por estar copiando las escrituras, las conocen mejor que nadie, pero luego se envilecen haciéndose llamar “Rabbí”; todo lo que hacen es con el fin de ser vistos por los hombres, pero no aman a Dios verdaderamente; ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas, para que quepan más fragmentos de las escrituras en ellas, y fingen sus largas oraciones mientras, por otro lado, les quitan las casas a las viudas; luego se pasean con vestidos lujosos y buscan los primeros puestos en los banquetes, henchidos de orgullo. Los fariseos y los escribas han recibido mucho más de Dios que la gente del pueblo, y tendrán que responder ante mi Padre por ello. —Algunos de los que lo escuchaban se quedaron mudos y se les veía el rostro desencajado. Jesús continuó diciendo con más fuerza:

—¡Escribas y fariseos hipócritas, que cerráis la puerta del reino de los cielos a los hombres! ¿No os dais cuenta que el Padre celestial es infinitamente misericordioso y no quiere juzgar a sus propios hijos? ¡En cambio vosotros juzgáis a los demás, para impedirles entrar al cielo! ¡Recorréis mar y tierra para conseguir vuestros discípulos y luego, cuando los conseguís, los instruís con vuestras doctrinas vacías de amor a Dios para convertirlos en hijos del infierno!

—¡Sois maestros ciegos que enseñáis que si uno jura por el Templo, no es nada; pero que si jura por el oro del Templo, es algo serio por lo que se tiene que responder. Yo os pregunto: ¿qué es más importante, el oro contenido dentro del Templo o el Templo mismo, que es sagrado, que es el que santifica el oro? Decís también que jurar por el altar no obliga a nada, pero que si uno jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado a responder por su juramente. ¡Sois ciegos que pensáis solo en el dinero! Os pregunto de nuevo: ¿qué es más importante, la ofrenda que se pone sobre el altar o el altar que santifica la ofrenda puesta sobre él? Os aseguro que el que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el Templo, jura por él y también por Aquél que lo habita; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por Aquél que está sentado sobre el trono. Más os vale no poner a Dios por testigo de una falsedad, porque Él hará que paguéis por ella.

—¡Escribas y fariseos, que descuidáis la justicia, la misericordia y la fidelidad, que es lo más importante de la Ley! En cambio, eso sí, pagáis el diezmo de la menta, de la ruda, del anís y del comino, que son hierbas insignificantes, y no os cuesta nada pagar. ¡No dejáis pasar un mosquito, pero os tragáis un camello entero!

—¡Escribas y fariseos que limpiáis por fuera la copa y el plato, supuestamente para guardar la pureza de lo que coméis, pero por dentro estáis llenos de suciedad! ¡Estáis ciegos! Limpiad primero vuestro interior, y entonces también podréis limpiar las copas y los platos. Así, estaréis limpios por dentro y vuestro exterior también relucirá. ¿De qué os sirve que la gente piense que lleváis a Dios en el corazón, si todo es mentira? Hipócritas que os parecéis a sepulcros blanqueados, que tenéis una hermosa apariencia por fuera, pero por dentro estáis llenos de podredumbre. Cuando rezáis a Dios, vuestras palabras son vacías porque no las decís con el corazón.

—¡Escribas y fariseos, que habéis edificado los sepulcros de los profetas que vuestros propios padres mataron, y adornáis sus monumentos diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempos de nuestros padres, no habríamos sido cómplices en la sangre de estos servidores de Yahvé!” ¡Hipócritas! ¿Cómo creéis que vais a escapar a la condenación del infierno? Estoy seguro de que a vais a matar y a crucificar a muchos justos; los perseguiréis de ciudad en ciudad, y a otros los azotaréis en vuestras sinagogas. Pero estad seguros de que se os pedirá cuentas de la sangre inocente de todos los justos que ha sido derramada desde la sangre del justo Abel que murió por ser bueno, hasta la sangre de Zacarías, a quien matasteis entre el altar y el Santo, ¡en el mismo Templo de Dios!

Había algunos escuchando que les parecía bien lo que decía Jesús, pero ya no quedaban fariseos ni escribas por allí, después de semejante bronca. Si Jesús tenía antes algunos enemigos ahora, de golpe, había conseguido que toda la “Jerusalén de la Ley” estuviera toda en su contra. Seguro que los fariseos y los escribas ya le habían ido a contar al Sumo Sacerdote de la dureza de sus palabras. A nosotros nos extrañó que Jesús estuviera tan especialmente duro con los fariseos; Él había hablado en forma fuerte rechazando su manera de proceder, pero lo que estaba haciendo hoy era atacarlos en toda regla:

—Amar a Dios no es difícil —dijo Jesús suavizando después toda la dureza con la que se había expresado anteriormente—. Dios ama y se deja amar. Él solo pide una cosa: que le entreguéis vuestro corazón y que os reconozcáis como hijos suyos. ¿Qué hace un buen hijo? Habla con su Padre y trata de estar con Él, de conversarle de las cosas más trascendentes y también de las más intrascendentes; no penséis que “porque Él lo sabe todo” no quiere que vosotros le contéis vuestras cosas. A Él le interesa todo lo que está pasando en vuestra vida: vuestros éxitos para alegrarse, y vuestros fracasos para consolaros y ayudaros.

—Y tratad siempre de escuchar su voz, porque Él siempre tiene cosas para deciros; y os habla de las maneras más simples: con un acontecimiento, con un dolor, con una alegría, o con la palabra de otra persona. Él siempre está esperando que vayáis donde Él y que os vaciéis de vosotros mismos; os mira con cariño y entonces se entrega por entero a vosotros, como se entrega un padre en la tierra. Dejad entonces siempre la puerta de vuestro corazón abierta, para que Él pueda entrar a vuestra casa. Eso sí: siempre que os ayude, dadle gracias, porque el que recibe nunca debe olvidarlo.



[1] El “Nano” no es otro que San Pablo.

[2] Esta frase es de Aristóteles.


Comentarios


En un viaje a Jerusalén para estabilizar la tumba donde,
según la tradición, fue enterrado Jesús de Nazaret,
el Padre Carlos Pineda encontró una caja de cedro,
que contenía papiros con cartas y otros documentos.

Esta novela es su recopilación ordenada.

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